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martes, 20 de abril de 2010

Nos vamos al carajo


Definitivamente. De verdad. No hay, al parecer, absolutamente nada que podamos hacer por evitarlo. Cuando alguien nos pregunte a qué nos vamos a dedicar durante los próximos años, la respuesta será sencilla: a tratar de sobrevivir. No quiero ser alarmista pero lo cierto es que la cosa pinta mal. De un tiempo a ésta parte en cualquier informativo no sale otra cosa que noticias referentes a catástrofes naturales de todo tipo.

Comencemos por el principio. Hace miles de años los Mayas, famosos por sus pirámides y por sus operaciones a corazón abierto, vaticinaron entre sacrificio y sacrificio que por el año 2012, el 21 de Diciembre exactamente, se iniciaría la Era del Sexto Sol, la Era del Movimiento, con terremotos, erupciones volcánicas y huracanes devastadores. Según sus eruditos, el Sol cumple cinco ciclos de 5125 años, 25625 años que casi coinciden con la precesión de los equinoccios y que también son conocidos como "Año Platónico" o "Gran Año Egipcio", que corresponde a doce eras astrológicas. Resulta sospechoso que su calendario maya acabe el 23 de Diciembre de 2012 ¿no? Lo siento por mi hermano, es el día de su cumpleaños. La NASA ha publicado hace poco que del 2010 al 2013, con pico de máxima intensidad en el 2012, se prevee que el Sol experimente una serie de tormentas solares que podrían provocar perdidas parciales o totales de satélites artificiales, así como cortes en el suministro eléctrico. Recemos para que la atmósfera y los cinturones de Van Halen (James, no Eddy) paren lo gordo del asunto.


¿He comentado que el comienzo de la anterior era solar maya, allá por el tres mil y pico antes de Cristo, estuvo precedido de la visita de un cuerpo celeste errante? Apophis, la serpiente egipcia representación del mal absoluto. Apophis, un asteroide que nos ha visitado recientemente, tiene una posibilidad relativamente alta de llegar a impactar con nuestro planeta. A día de hoy se ha calculado que esa posibilidad es realmente baja, pero que hace tres o cuatro años nos pasó a lo que sería el equivalente astronómico de arrancarnos las pegatinas. Nunca un cuerpo celeste ha obtenido una puntuación tan alta como él en la escala de Turín, que mide el peligro de impacto de un cuerpo celeste contra la Tierra.


Haití sufre una serie de terremotos que dejan el país patas arriba y con un saldo de doscientos veinte mil muertos y un más de un cuarto de millón de heridos; los daños materiales son casi incalculables. Chile sufre tambié el suyo, aunque afortunadamente "solo" tiene unos trescientos muertos. China se lleva el tercero con más de mil setecientos muertos, once mil ochocientos cincuenta heridos y más de trescientos desaparecidos. Desde Enero el número de seísmos graves que nos ha tocado sufrir ha sobrepasado con creces la media a la que estábamos acostumbrados.



Un solo volcán en Islandia paraliza parcialmente las comunicaciones aéreas en Europa, gracias a su nube de cenizas. Media europa no puede coger su vuelo de vuelta a casa, mala suerte para las líneas aéreas que pierden del orden de ciento cincuenta millones de euros diarios por cada día de parada. Pero no miremos solo al cielo: frente a la costa del sur de Italia se encuentra el volcán submarino Marsili, el más grande de Europa con una estructura de setenta kilómetros de largo, treinta de ancho y unos tres mil metros de altura. Los vulcanologos advierten que la caldera del mismo se ha expandido, aumentando su volumen interior y debilitando a la vez las paredes del mismo. Un derrumbe de las mismas podría provocar un tsunami que batiría las costas de Campania, Calabria y Sicilia, aunque en éstas cosas no existe nunca la certeza en cuanto al tiempo: podría ser mañana o podría tardar unos años. Lo que sí se sabe es que si eso se derrumba, la ola está asegurada.


Ahora en serio. A pesar del tono que le he querido dar a la entrada, lo cierto es que tengo confiaza en que no desaparezcamos de la faz de la tierra: todavía me queda dar una vuelta en globo. Seguramente pasen cosas terrible pero el Armaggedon no está a la vuelta de la esquina. Tan solo quiero llamar la atención sobre lo curioso que resulta que de repente pasen todas éstas cosas terrible en un periodo de tiempo tan corto. Los mayas decían que antes de cada cambio solar existía un periodo de unos veinte años gregorianos llamado Katum, en el que las desgracias naturales aumentan en número. No se si nos iremos al carajo dentro de dos años pero a la vista de ocurrido, algo de camino ya llevamos.


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