Fondo

domingo, 21 de febrero de 2010

La elección del oso

- ¡Viva Al Gore!
- ¿Tienes hielo?


Lo admito, soy fan de los documentales. No me importa la temática, veo igual de a gustito uno de historia que uno de ciencia y tecnología. Pero ninguno puede medirse con el rey de los documentales, el de naturaleza. Se que algunos degenerados los usan para dormir a la hora de la siesta, pero a mí me pasa justo lo contrario: me interesan tanto que el poco sueño que pudiera tener, se desvanece.


El caso es que ahora mismo acabo de ver uno que me ha dejado una sensación agridulce, con un poso de tristeza. En él, un oso polar nada durante días hasta el límite de sus fuerzas para llegar a una isla llena de morsas. Agotado por el viaje, no consigue burlar las defensas de los adultos para poder merendarse una cría mientras la manada retrocede hasta el mar. Desesperado, intenta cazar una morsa adulta pero resulta demasiado fuerte para él y termina siendo arrastrado hasta el agua donde pierde a su presa. Herido por los colmillos, extenuado por la pelea y debil por los los meses de ayuno forzado (ha perdido la mitad de su peso), el oso muere. Eligió mal y lo pagó con su vida. No me importa que el documental termine con un guiño a la esperanza, mostrando la supervivencia de los pingüinos emperador en la Antártida: para mí, la imagen del oso herido y renqueante saliendo del agua y tumbándose para morir me ha arruinado el día.


Por mera curiosidad acudo aconsultar a mi patrón digital, San Google. Los datos que obtengo son realmente acojonantes. Baste decir que un censo realizado por el Servicio Canadiense de Vida Silvestre y la Universidad de Wyoming indica que la poblacion de osos polares se ha reducido de 1.194 ejemplares en 1987 a solo 935 el 2004 (1). El oso blanco tiene un futuro negro, y no sabemos qué podemos hacer. Alguno opinan que podemos trasladarlos al Polo Sur: al fin y al cabo el habitat es relativamente similar ¿no?. Imagino que a los cerebritos pensantes se les habría ocurrido el integrarlos en una especie de espacio cerrado porque si no, los osos harían su propia versión de la matanza de Tejas en las inmensas colonias de pinguinos. Al no tener ningún tipo de depredador, no saben ni pueden defenderse, y lejos del mar estarían perdidos. Las focas polares correrían la misma suerte.


¿Funcionaría? Muchos científicos son excépticos. Independientemente de la fauna local, el cambio de polo seguramente ocasionaría más problemas que la propia supervivencia en su hábitat actual. Hay que contar además con el tema de la orientación innata que poseen éstos animales: ¿su instinto les conduciría hacia el Norte, condenándolos a la muerte? Hay demasiadas preguntas sin respuesta.


Desde aquí quiero sugerir una posible solución: repartir por el océano plataformas blancas ancladas al fondo. Los ahogamientos se producen debido al agotamiento, los osos no encuentran un témpano donde poder subir y descansar. Se podrían fabricar con un montón de materiales de reciclaje y no costarían demasiado, y convenientemente ancladas al fondo se evitaría que las corrientes se las llevasen.


Aquí dejo la idea, para ver si alguien la recoge y podemos salvarlos. Al pobre oso del reportaje ya no le servirá.







No hay comentarios:

Publicar un comentario